TERTULIA DE PALACIO “DOLORES RODRÍGUEZ SOPEÑA. EL LIDERAZGO FEMENINO Y FEMINISTA EN EL SIGLO XIX-XX” A CARGO DE DOÑA MARÍA INMACULADA LÓPEZ RAMÓN CON MOTIVO DEL 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES

Vigente.

El martes, 10 de marzo, tuvo lugar en el Palacio de Los Vélez - Casa Natal de Dolores Rodríguez Sopeña, la Tertulia de Palacio “Dolores Rodríguez Sopeña. Liderazgo femenino y feminista en el Siglo XIX-XX” a cargo de Doña Mª Inmaculada López, Licenciada en Historia y Encargada de este Palacio.

 

María Dolores Rodríguez Sopeña y Ortega, fue la fundadora del Instituto Catequista Dolores Sopeña y de la Obra Social y Cultural Sopeña. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 23 de marzo de 2003, y en la actualidad continúa el proceso de santificación.

 

Nace en este palacio el 30 de diciembre de 1848 y su infancia transcurre en un “lago de tranquilidad”, según ella misma cuenta en su biografía. Fue la cuarta de siete hermanos del matrimonio formado por Tomás Rodríguez Sopeña y  Nicolasa Ortega Salomón. Su padre vino a Vélez Rubio como magistrado en el Juzgado y con el atractivo añadido de ser Administrador del Marqués de Los Vélez, instalándose en el palacio, lugar habitual de residencia de  los administradores del marquesado.

Años más tarde, influida por la religiosidad de su madre, Doña Nicolasa Ortega Salomón, fue la encargada de su instrucción, y sin duda la que la inculcó su profunda fe católica, pero también su padre, D. Tomas le influyó en su búsqueda de la justicia social. Debido a los diferentes destinos laborales de su padre,  Dolores tuvo un buen conocimiento de la geografía española y latinoamericana, y así comienza a interesarse por las familias más pobres y los problemas sociales del momento (hambre, miseria, enfermedad…) descubriendo que su labor en el mundo es “hacer el bien a los demás”. Comienza así a atender a personas enfermas de tifus, a personas pobres…

 

Durante la exposición, Mª Inmaculada quiso resaltar el liderazgo social que llevó a cabo Dolores Rodríguez Sopeña así como su capacidad de movilización activa, su lucha por la igualdad desde la educación y su lucha por la integración social, atendiendo especialmente a los sectores más desfavorecidos, entre ellos las mujeres y prestando un servicio a los obreros y sus familias.

 

Así mismo, Mª Inmaculada destacó el aspecto femenino de su liderazgo, no sólo porque su movimiento lo desarrollan mujeres, sino, porque desde el principio la propia Dolores Sopeña indica que son mujeres, que no deben ocultar su identidad ni descuidar su apariencia, que la vida religiosa no es una renuncia a su condición femenina, y que en su labor de ser miembro activo de la comunidad, las mujeres “débiles” (en referencia al sexo débil, por su propia condición física) son y deben ser “fuertes”.

 

Inmaculada hizo hincapié en su labor sobre el feminismo durante el siglo XIX y el afianzamiento de su pensamiento sobre el mismo, a inicios del siglo XX. Dolores decía que la sociedad la forman hombres y mujeres, si sólo dirigen los hombres “se está gestionando (el mundo) sin contar con la otra mitad de la población, que son las mujeres”,  necesarias y complementarias.

 

Es muy llamativa una idea que lanza en aquel momento, sobre la reclusión de las mujeres en sus hogares en relación a su falta de participación en la vida pública y en la toma de decisiones. Se refiere al papel tradicional de la mujer. Ella decía que las mujeres, en aquel momento “perfumaban el hogar”, sin embargo, ella pensaba que “las mujeres estamos llamadas a salir a la calle, a influir, a luchar contra los enemigos de Dios, para convertirlos en amigos”, en relación a las miserias que se vivían en aquella época, como son la desigualdades sociales, el hambre, las enfermedades, la pobreza… todos esas miserias son los enemigos de Dios, contra los que ella misma decía que había que luchar.

 

Su obra se centra principalmente en la atención directa y personal, en dignificar a la persona, que sea consciente de su valor y en favorecer su integración en la comunidad.  Y para ello organiza una Asociación civil de laicos, hoy Fundación Dolores Sopeña (antiguamente OSCUS, Obra Social y Cultural Sopeña) y el Instituto Religioso que contó con el reconocimiento del Papa Pío X, quien aprobó oficialmente la constitución de sus estatutos en 1901. Con 30 años abrió los primeros Centros de Instrucción, formado a niñas, mujeres y obreros, siendo una formación integral, además de “leer, escribir y las 4 reglas”, se enseñaba actividades culturales y artísticas (pintura, declamación, teatro…) En la actualidad su obra sigue viva, con presencia en 14 ciudades españolas (Madrid, Sevilla, Toledo, Zaragoza,…), en 6 países de Latinoamérica (Argentina, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador y México) y en Italia.

Falleció a los 69 años en Madrid, y sus restos fueron trasladados a Loyola, donde se localiza uno de los centros más importantes del Instituto Catequista.

 

Fotografías: Cortesía de José Domínguez del Pino